Museo de Arte Moderno (MAM)
Si bien, según Jean Baudrillard, el arte se ha vuelto hoy iconoclasta -‐pero una iconoclastia moderna, que ya no consiste en romper las imágenes sino en fabricarlas, con una profusión de imágenes en las que no hay nada que ver; imágenes que literalmente no dejan huellas, sin consecuencias estéticas,-‐ pervive, fuera de esta tendencia, a su entender generalizada, un arte comprometido con su tiempo y con su propio destino. Es el caso de muchos artistas que, dentro y fuera de nuestro contexto, se aventuran por el camino menos fácil. Sus obras son el resultado de su experiencia y su búsqueda personal, que les lleva a crear formas que conforman realidades plenas de significado.
En las obras de Fernando Varela encontramos ese constant, que define la obra como una vía de autoconocimiento y de acceso a lo trascendental y desde la dimensión espiritual del arte, busca traspasar los límites de la realidad sensible, para encontrar respuestas a preguntas que buscan ser resueltas desde su estudio filosófico de la realidad y del ser, conectando con esa corriente de pensamiento que surgió con las vanguardias históricas, que tiene en Mondrian –artista que le interesa y estudia– uno de sus máximos representantes y que entiende el arte como una indagación de lo absoluto.
De hecho, el arte es para Varela una forma de vida, y el acto de la creación una necesidad que lo ha llevado desde sus inicios a reinventarse constantemente en un equilibrio perfecto –formal conceptual- entre la abstracción y la figuración, entre la construcción y la deconstrucción, logrando por medio de la reiteración obstinada de las formas, representar y transmitir su visión del mundo y sus ideas a propósito de su realidad circundante.
En Orígenes y Formas Primarias, alude, a través de elementos básicos, al principio de todas las cosas, a su origen primigenio. Desde su madurez conceptual y estilista y con maestría técnica, parte formalmente del punto como elemento mínimo de representación, para formar la línea que cobra forma ovoide y se repite constantemente como elemento preciso e inagotable.
Tal precisión del dibujo, se extrapola al cromatismo sobrio y escueto, que expresa, a través de esa paleta reducida y sus cuidadas composiciones, lo que entiendo su búsqueda de la perfección. Una perfección referida a la propia obra, a la naturaleza y a la creación.
Espiritualidad recreada que, como leit-‐motiv, se reitera a lo largo de más de tres décadas de producción artística, y que cobra forma en este corphus conformado por treinta y nueve obras, que componen esta exposición, en las que expresamente predominan los grandes formatos.
Orígenes y Formas Primarias, es pues una exposición antológica, que recoge algunas de sus obras más recientes y que nació con vocación itinerante, en un intento de traspasar las fronteras del tiempo y el espacio físico, para posicionarse internacionalmente en el justo lugar que le pertenece: como uno de los artistas contemporáneos más importantes de nuestro país, permitiendo que sus obras sean no solo testigos y testimonios epocal, y reflejo de su mundo interior; sino también un vehículo que lo conecta con la realidad que lo rodea, expresando sus “reflexiones filosóficas y místicas”. Aquellas que subyacen en las profundidades del espíritu, conjugando en esas dos series, simbología, grafismo y misticismo, con obras, que en sus propias palabras, “parten del punto como origen de todo el universo, creando nuevas formas que vuelven al origen, y así, hasta la eternidad”.
María Elena Ditrén
Directora del Museo de Arte Moderno República Dominicana