Fernando Varela es un artista polifacético aunque fundamentalmente pintor, un estudioso y un pensador, apasionado de filosofía y de música, que se reflejan en su creación plástica, a la vez iconografía, expresión trascendente e inspiración de lo sublime. Ya no le consideran en Santo Domingo como uruguayo de nacimiento y formación, sino como un dominicano que ha elegido su nacionalidad por vínculos matrimoniales, por residencia definitiva, por integración total a través de su arte y de preocupaciones artísticas colectivas.
Él siempre ha interrogado la historia, remontando a lo prehistórico, desde los palimpsestos milenarios y las santas escrituras hasta los avatares caribeños y su gente isleña, juego de migraciones forzosas, desesperadas y ocasionalmente voluntarias. La muerte, la vida, la supervivencia vibran como una constante en su obra, que finalmente tocó tierra en la búsqueda vana de una naturaleza protegida y una condición humana más justa.
Las investigaciones de Fernando Varela continúan, aunque de modo distinto, abarcando la perennidad y viajando sucesiva o simultáneamente al pasado, al presente y al ignoto futuro. Un período reciente ha ido clamando el creciente desconcierto de la humanidad según un letrismo desestructurado o babeliano, hasta inaudible o disonante si buscamos una correspondencia musical. Cada etapa de la búsqueda, cada serie, se inscribe en una obra abierta e invita el espectador a una interpretación participante.
La trayectoria de Fernando Varela significa en el sentido propio de elaborar signos un compromiso inalterable, más no estático, pues su espiritualidad construye un perpetuo movimiento, capaz de reinventar el universo que le conocíamos al filo de las décadas Hoy, él se sumerge en Orígenes y formas primarias, una secuencia aspirando a descifrar una nueva geognosia: así gesta fenómenos y yuxtaposiciones moleculares gigantes, retomando morfologías que ahora somete a una metamorfosis, fundamental, casi biológica. ¿Una manera para el artista de querer cambiar el mundo?
Exposición en el Museo de Guayaquil. Fernando Varela va a presentar esta colección de 28 obras, preeminentemente pictóricas, muchas ejecutadas al óleo y predominando los grandes formatos, en el impresionante Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo de Guayaquil (MAAC), en la Sala Autoral de sus instalaciones recientes que forman parte de la ambiciosa renovación urbanística del Malecón 2000. Posteriormente, la muestra viajará a Quito, y se espera que luego itinere a otras importantes plazas latinoamericanas.
Pues este conjunto, difícil y fascinante, proyecta una plástica dominicana contemporánea diferente, que conjuga el concepto, la técnica y el oficio, que se atreve simultáneamente a quebrar la estética local dominante y a sustituirla con corporeidades, a menudo brutales y minimalistas. Esa simbiosis en la forma y el proceso creativo, muy investigada y reflexiva como todo lo que produce Fernando, esa modificación reiterada de la escala y el espacio interior, causan necesariamente impacto mientras el cromatismo conserva sus armonías contrastadas, con una economía de colores y tonos, alternadamente claros y luminosos, oscuros y nocturnales, de impecable factura.
En un brillante ensayo para el catálogo, Sara Hermann expresa: Orígenes y Formas primarias son dos series independientes que se relacionan entre sí. Una se puede considerar la consecuencia de la otra, la continuidad, pero a la vez puede plantearse su absoluta complementariedad y paralelismo. Los vínculos indisolubles van desde los pensamientos conceptuales hasta los propios recursos técnicos que dan a su vez cohesión visual al cuerpo de obra.